Ivette Landeros
Autora de Sofía 26
Sofía es una chica que quiere comerse al mundo, que quiere vivir la vida al máximo y asegura que escapando de su ciudad de origen podrá cumplir todos sus sueños. Historias como estas las escucho todos los días; trabajo en el mundo de la maquiladora desde hace algunos años donde el 80% de la gente no es originaria de Tijuana. Todos llegaron con deseos de superación, de encontrar una vida mejor con la esperanza de que esta ciudad les abra la puerta para cumplir sus sueños. Hasta cierto punto, yo fui parte de esa migración hace tiempo. A pesar de que nací en Tijuana, viví toda mi adolescencia y parte de mi juventud en Ensenada, B.C. Tuve la oportunidad de regresar a esta ciudad después de la universidad y lo vi como el momento perfecto para ser una mujer independiente, buscar oportunidades profesionales y, por qué no, buscar al amor de mi vida. Tal y como Sofía hubiera querido.
“De Isabel Allende me gusta todo, mi preferido es La casa de los espíritus. Sin ser un libro de ficción, juega con ella al punto que me deja pensando si la realidad es ficción o la ficción es realidad. “
La esencia de Sofía hubiera sido la misma pero el viaje ya no sería a otras ciudades sino dentro de su cabeza. Hablo en plural si digo que todos pasamos por diferentes emociones desde que inició la pandemia: hubo miedo, incertidumbre, desesperación, ansiedad, tristeza. Sin embargo, dentro de todo lo malo, algunos logramos conectarnos con nosotros, abrimos esa caja de pandora que a veces tanto tememos y descubrimos el placer de estar solos. Me hubiera gustado que Sofía encontrara esa magia, que hubiera podido responder todos los enigmas que surgían en su mente. Entrar en su mundo rodeado de las cuatro paredes de su habitación.
El Principito es, por mucho, mi libro favorito desde que tengo uso de razón. Mi papá y yo lo leímos juntos y me explicaba, en lenguaje para una niña de 10 años, las analogías del libro. Me enamoré de él, creí entender los misterios de la vida en unas cuantas páginas. Entendí el maravilloso mundo de las letras y la imaginación. Algo extraño sucede que, cada vez que lo saco del librero y lo leo, me da una enseñanza diferente. Otro libro que me enamora y me ayuda a entender el amor, es La Tregua de Mario Benedetti. La primera vez que lo leí me conmovió hasta las lágrimas. Cada que lo leo me hace llorar exactamente en las mismas líneas. De Isabel Allende me gusta todo, mi preferido es La casa de los espíritus. Sin ser un libro de ficción, juega con ella al punto que me deja pensando si la realidad es ficción o la ficción es realidad. Esa es la magia de los libros.
Nunca he dejado de escribir. La vida me sigue dando experiencias para compartir que, mezclado con un poco de imaginación y creatividad, puede salir algo verdaderamente interesante. Tengo un mundo de relatos de donde pueden salir varios libros más. Si mis seguidores me lo permiten, verán publicaciones por mucho tiempo más.
John Cusack es ese actor que lo mismo te da diez películas de basura que una de diamante. La vida sin Grace es, sin duda, la joya de su inestable carrera cinematográfica: una historia en la que Stanley (Cusack) tendrá que darle a sus hijas la noticia sobre el fallecimiento de Grace, esposa del protagonista y madre de sus dos hijas. Juntos, padre e hijas, emprenderán un viaje que resumirá la esencia de ese género cinematográfico llamado road movie: el viaje iniciático, el viaje psicológico, no el viaje del paisaje, sino el viaje interior que va reflejando el crecimiento emocional de los personajes. Y eso es Sofía 26, un libro que es también una road movie que relata el viaje iniciático de su protagonista.
Sofía vive en Tijuana, la ciudad más transitada del mundo, una especie de Babel por donde pasan todas las lenguas, todas las costumbres y todas las historias que resumen esa silenciosa e invisible marabunta llamada migración. En esa ciudad que concentra los ruidos universales, Sofía siente que se aleja de sí misma, entonces decide dejarlo todo para viajar a Chile, sin saber que terminará recorriendo Argentina, Uruguay y -más importante todavía- recorriendo las entrañas de su propio hemisferio sur en donde intentará reencontrarse. Ya lo ha dicho Kevin Johansen, el cantautor que es una mixtura de lenguajes porque él mismo es una mixtura de culturas:
Me voy porque aquí no me alcanza,
me vuelvo porque no hay esperanza.
Me voy porque aquí se aprovechan,
me vuelvo porque allá me echan.
A Sofía no le alcanza lo que le da Tijuana pero, también como Johansen, pareciera que terminará por querer quedarse en casa. Pero, ¿cuál es su casa?, ¿cuál es nuestra casa? Hay una frase muy hecha y cierta que parece aplicar para Sofía: “Siempre volvemos a donde nos esperan”. ¿Y en dónde nos esperan? Ese es el punto: en algún momento de nuestra vida todos emprendemos nuestra propia odisea Homérica, no para encontrar nuevos territorios, tanto como para reconocer los propios. Lo ha cantado Lasha de Sela para encontrarse (+): “Tuve que perderme pa´llegar hasta tu lado”. Para encontrarse con su lado único, Sofía volará al sur del continente en este “road book” que nos hace viajar, alejarnos necesariamente, para volver a donde nos esperan. (Jorge Díaz)
Música recomendada para leer Sofía 26:
* Road Movie, Kevin Johansen & The Nada (ver en Youtube).
* Pa´llegar a tu lado, Lhasa de Sela (ver en Youtube).
* Sur o no sur, Kevin Johansen & The Nada (ver en Youtube).
* Por supuesto: Foo Fighters.